El hombre y su relación con Dios en la perspectiva de Heschel

 


Universidad de Guadalajara, México

Revista de Filosofía Open Insight, 2021

Recepción: 24 Junio 2020

Aprobación: 05 Agosto 2020

Resumen: El artículo, centrado en la frontera entre la filosofía y la espiritualidad, presenta el pensamiento de Abraham Heschel, un rabino nacido en Polonia, en torno a la relación del hombre con Dios. Se exponen diversos motivos que vinculan el proyecto humano con la existencia de Dios, de acuerdo con el filósofo judío. Sin embargo, esta perspectiva no presenta una visión divina centrada en antropomorfismos, sino a partir del reconocimiento del límite que le corresponde a lo humano. Son expuestas las deducciones que condujeron al autor a plantear que es Dios quien necesita del hombre, rompiendo con ello la tradición de centrar al ser humano como un ser necesitado de una relación unilateral con Dios. La misión del hombre es entendida, por tanto, como la de un ejecutor de la voluntad de Dios, lo que lo conduce a la construcción de mejores condiciones para sí mismo y sus semejantes.



Conclusiones


El itinerario antropológico de Heschel tiene su inicio en el reconocimiento de la insuficiencia humana, la cual conduce a la humildad ante el límite del conocimiento. Es en esa experiencia de carencia y austeridad en la que surge la conciencia de la imposibilidad de negar lo absoluto, uno que permite la ubicación del hombre en medio de lo bajo y lo alto. Incluso en la consideración de la presencia de Dios, el hombre es capaz de notar su división íntima y su consecuente falta de autonomía; no obstante, el hombre debe aceptar lo humano que hay en él, valorando que tal condición le permite una irrenunciable encrucijada ante Dios.

La inaudita concreción antropológica-teológica de Heschel consiste en asegurar que, sin importar las carencias de lo humano, Dios necesita al hombre, pero éste requiere de una saludable soledad para elaborar su propia decisión desde un marco en el que ejerza su libertad de creer. La fe que emerge en el momento de la aceptación de Dios no puede estar separada de un agudo compromiso por mejorar el mundo, de modo que puede ponerse en duda que cualquier tipo de creencia sustentada en vanidades o egoísmos esté fundamentada o significada en Dios.


Heschel entiende al hombre como alusión de la presencia de Dios en el mundo, a la vez que reconoce la peligrosa tergiversación que puede hacerse cuando las personas dejan de ver la existencia como un regalo, pretendiendo tomarla como una ganancia que obtuvieron sin ofrecer algo a cambio cada día.



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